miércoles, 4 de noviembre de 2020

AUTOBIOGRAFÍA

SER DEL SUR

Nací y he crecido en Tabasco, pero una parte importante de mi infancia transcurrió en Chiapas, por eso soy cálido y bullanguero, con la misma intensidad que los cerros y el mar pintan de paisajes multicolores a las tierras del sur. Septiembre fue el mes de cuna, y con él, festejo el canto de la campana, el baile de los fuegos artificiales y el grito unísono de recordar que formo parte de la fiesta tricolor.

He caminado bajo el intenso sol que marca al campo, tierra fértil de cacao, cítricos y café; he gozado el aire puro entre montañas y fríos amaneceres, pero también entre ríos y calientes atardeceres. Soy de ese rincón esmeralda y turquesa, donde las miradas se pierden entre la exuberancia de la selva y la inmensidad del mar. Por un lado me llama el canto de la marimba, pero por otro me retiene el sonido del tambor. Ese es el marco de mi niñez, de ir y venir entre dos territorios que forjaron en mí el amor a lo propio, lo local y lo comunitario. 

Mi voz se ha llenado de sonidos del agua, porque donde nací, estoy rodeado de ella. Por algo Carlos Pellicer dijo que Tabasco es agua por todas partes, ¡y cómo no va ser!, Si nos baña el Usumacinta, el Grijalva, el Mezcalapa y el Carrizal, por mencionar solo a cuatro de esa red hidrológica que atraviesa a la  "tierra anegada". Pero mi fortuna no se quedó ahí, porque también me cubrió el manto estrellado de la "última frontera de México", donde Jaime Sabines escribió al amor y al desamor, ¡y cómo no va ser!, Si la Sierra Madre Occidental regala al viajero fotos de color que algún día la erupción del Chichonal cubrió, pero que Chiapas superó.

Mi historia corre por ambos lados, desde olmecas hasta mayas, desde chontales hasta lacandones. ¡Es mi tierra bendita mexicana !, patria de Tabasco y Chiapas, del Olarte y del Ramos.

Mi nombres es ese, Olarte Ramos, de Tabasco y Chiapas, donde Carlos me llaman y Arturo me nombran. Orgulloso estoy de ser del sur.





domingo, 23 de agosto de 2020

ENSAYO LITERARIO

MÁS QUE DE HOMBRES, LA EJERCEMOS TODOS Y TODAS

Carlos Arturo Olarte Ramos

 

En una sociedad donde existe violencia es imposible que haya democracia, más cuando se educa en la desigualdad y no en las diferencias, que posibilita el abuso del poder por parte del/a victimario/a hacia la víctima en una evidente situación transgresora a los derechos humanos. Es una realidad que empaña el esfuerzo por diseminar la cultura de la paz, atenta contra el desarrollo comunitario, y a la postre, abona a la desigualdad social que se vuelve pobreza, dependencia y marginación.

¿Qué se puede esperar de una población que es educada para mandar, para triunfar, para gobernar?, ¿qué, si el valor que se divulga es el de competir, sobresalir y llegar al éxito?, ¿qué, si nos encontramos en un sistema patriarcal que impone la fuerza, la virilidad y la masculinidad como modelos para ser significativos en esta vida? Somos un conglomerado que sigue patrones comportamentales para ser aceptados como varones y mujeres, prescripciones sociales que validan el ser masculino y femenino, invisibilizando lo que está en sus periferias o lo que les representa una transgresión al poder patriarcal, heteronormativo, falocéntrico y sexista.

La violencia es la práctica de la imposición, del abuso, del odio, del egoísmo y de la venganza; es una epidemia que arrebata tranquilidades, asesina ilusiones, tortura emociones y flagela corazones. Es derrumbar realidades que han sido construidas en terrenos vulnerables “en nombre del amor”; es el romanticismo de quien engaña, promete, lastima, sobaja y ridiculiza, de quien se dice ser omnipotente, omnisciente y omnipresente.

Las estadísticas rojas a nivel mundial reflejan maremotos humanos en lucha constante, frente a frente, para coronarse con el poder que les valide la distinción de ser alguien en este mundo. Atrás queda lo verde y lo azul para teñirse de negro, de una Humanidad cada vez más violenta y desalentadora, porque prefiere la lluvia de balas, bombas y dinamitas a la del diálogo, la mediación y la pacificación.

Lo mismo dan los gritos ensordecedores, golpes titánicos, filosos empujones, que la descortesía, la ignorancia y la omisión; tienen igual efecto negativo los insultos, las descalificaciones y las humillaciones, que los piropos, canciones y refranes que cosifican el cuerpo; es parejo el daño de la violencia simbólica a la económica, de la violencia estructural a la sexual, de la comunitaria a la autoinfligida. Finalmente, la violencia es violencia, poca o mucha, individual o masiva, es el acto transgresor a partir del abuso de poder con el que intencionalmente se provoca daño a un ser vivo; muestras hay múltiples, dadas a conocer a través de las ondas hertzianas de la radio, la imagen multicolor de la televisión, el carrete de la cinematografía, el diseño atractivo de la prensa y un sinfín de portales digitales que dan muestra de un panorama desalentador para la dignidad humana que sucumbe ante actos atroces llenos de maldad y odio.

Millones de historias de todo el orbe se entrelazan en este fenómeno social que tiene cara de violación, asesinato, estupro, secuestro, pornografía, bullying, mobbing y demás situaciones que mancillan el cuerpo, pensamiento y acción humanos. Así, personajes de la literatura universal dan muestra de una realidad que se presenta en todas las épocas: la soberbia de Edipo, quien mata a su padre en Edipo Rey (Sófocles); los viles y siniestros Infantes de Carrión, quienes mancillaron a las hijas de Rodrigo Díaz de Vivar, en El Cantar de Mío Cid (Anónimo); la infidelidad del hombre por el que La niña de Guatemala (José Martí) muere de amor; el alcohólico Jack Torrance, de El Resplandor (Stephen King), con su célebre frase: “No voy a hacerte daño, sólo voy a aplastarte los sesos. ¡Aplastaré tus jodidos sesos!”; el autoritarismo del capitán al torturar al preso político en Pedro y El Capitán (Mario Benedetti); y demás personajes que simbolizan los actos violentos. Llama la atención que la mayoría (si no es que todos) de los sujetos que pecan son varones, y ello refuerza la vinculación de la masculinidad con la violencia, por el hecho de usar el poder (constructo atribuido por y para los varones); si una de las funciones de la Literatura es lo social, evidentemente las obras reflejan que todas las épocas de la Humanidad han sido empañadas por la violencia, la cual está cada vez más normalizada entre las generaciones.

En una sociedad como la mexicana, donde la familia es símbolo de unidad (habría que preguntarnos si esa representación sigue siendo válida ante el aumento de divorcios y separaciones maritales, o bien, ante la resistencia a la soltería o a la no procreación, que inevitablemente impacta en la conformación de familia, por lo menos a la que conocemos como tradicional, o que da pauta a nuevas formas de integración familiar, como las reconstruidas, las homoparentales o las de acuerdo de convivencia entre amistades sin que haya un vínculo erótico afectivo), existe esta creencia romántica de la violencia, donde las mujeres son socializadas para resistir el poder de los varones, como parte de una prescripción social que establece el dominio masculino y la subordinación femenina; sin embargo, habría que explorar con lupa el interior de cada familia para ver las formas de macro y micro violencia que todos y todas realizan, porque no es nuevo decir que somos violentos (que a mi parecer es combinación de una historia prehispánica que tiene sangre guerrera con la constitución biológica que impulsa al ser humano a enfrentar los desafíos ambientales para lo que hace uso de la violencia). Ciertamente son los varones quienes más violentan (no es justificación, pero la estructura social obliga a los varones validar su condición masculina con este tipo de actos), pero también son violentados; evidentemente las mujeres son las más violentadas (así son construidas en la cultura mexicana), pero también ellas violentan. Es un juego de poder en las familias, cuyo interior solo sabe el cucharón que tiene la facultad de estar en el fondo de la olla.

Bien lo dijeron Rivera Aragón y Díaz Loving (2002) “El poder sobre otros seres humanos es muy complejo porque pone en juego relaciones entre individuos, los otros seres humanos pueden replicar, defenderse, huir, obedecer o desobedecer, discutir e intentar ejercer el poder sobre nosotros" (p. 18); ello entonces significa que todos tenemos ese cordón umbilical a la violencia, unos más, otros menos, pero en definitiva, todos y todas contribuimos a que no haya democracia en el espacio que compartimos.

 

REFERENCIAS

Rivera Aragón, S. y Díaz-Loving, R. (2002). La cultura del poder en la pareja. México: UNAM.



domingo, 23 de febrero de 2020

VOCES Y LATIDOS

TRAS DOCE AÑOS DE RODAR

Con la promesa de un eterno recordar
de todo lo que fuimos en el diario vivir,
suelto a quien por años de loco rodar
marcó en mí la oportunidad de coexistir.

La nostalgia se apodera de mi andar,
mi respiro se entristece al escribir;
no queda más que esta realidad aceptar
de un adiós que cuesta trabajo permitir.

Aquel mayo diez que me hizo alegrar,
tras doce años de los dos coincidir,
estará como huella que busca regresar
a un nosotros y nuestra historia resurgir.

Enero treinta y uno fue el día de separar
esta vida que juntos decidimos perseguir;
estarás en mí, estaré en ti, eterno amar,
del amarillo y yo que juramos siempre sonreír.


martes, 1 de enero de 2019

VOCES Y LATIDOS


NEGACIÓN Y DESEO

Ese tu olor, combinado de sudor, con pizcas de temor;
exquisito aroma cual feromonas que alteran mis hormonas.
Enigmática figura, exaltada galanura, pícara ricura;
envuelves mis desvelos de volcánicos celos que no tienen consuelo.

Castigas mi pasión con rechazos de emoción,
lastimas mis sentidos bloqueando los latidos.
Más ignorado puedo estar, pero necio es el palpitar,
que invoco a tu encuentro con mágicos recuentos
de esos placeres que esconden las paredes
en contados atardeceres llenos de esplendor.

Ahora más que nunca encuentro en mi locura
la espera eterna del tiempo que procura
tu pronto regresar en este suplicio comenzar,
en medio del silencio que grita tu llegar.

La prohibición ha marcado la entrega del deseo
y la negación ha sido el impulso coqueteo
de una represión que llora su pronta libertad
a una realidad que aflora en maquillada veracidad.

Es tu máscara una falsedad que pesa cada vez más
ya que se aferra a esconder la esencia verdadera;
no es pecado el encuentro sino lo que se hace creer
para cumplir con la norma de la exigente realidad.

Cual volcán exhalas malestar que erosiona tu tranquilidad
como si la permisividad fuera tu única culpabilidad;
mas no das cuenta de acciones que evidencian fragilidad
de un ser que encadena sensaciones por dignidad.

Despierta y explota tus sensaciones,
fuera de golpes y gritos ensordecedores.
Eres tú, exactamente tú, lleno de emociones,
quien pese a todo tendrás mis veneraciones.



martes, 25 de julio de 2017

VOCES Y LATIDOS

FEBRIL OSADÍA

En mi pensamiento loco estás, cual pecado que me arrastra al insomnio
dejando huellas emocionales en mi exaltado proceso sináptico.
Eres quien con su sola presencia me hechiza a buscar el encuentro
para compartir el mucho o poco tiempo que deja la obligación laboral.

Tú, tesoro que encuentro al cerner historias  vividas por ti, vividas por mí,
encuentro de saberes equidistantes, cada quien en su campiña profesional;
mientras tu lógica y manualidad enaltecen tu informática habilidad,
mi fantasía letrada y pasión comunicativa regocijan mi innata sociabilidad.

El tiempo parece ser bondadoso en eternos rostros que expresan jovialidad,
donde hilos de plata se asoman tímidamente para volverlos interesantes.
Es así que hechizas la mirada de este romántico que se angustia ante tu ausencia,
a quien admiras porque se ha entregado cual espuma, como la marea al mar.

Sí, lo sé; hay un halo de interés que anhela el disfrute atrapado por el superyó.
También, lo sé; hay una realidad que apacigua el deseo de cambiar la historia.
Sea cual sea el momento del sentimiento, deja que ese ello salte a la conciencia
para abonar a la magia de esos encuentros que salpican de emoción a la existencia.

Anhelo, como lo canté un día, que veas mis días llegar al fin, como yo a los tuyos,
nada fácil cuando hay extensiones que duplican tu presencia en bendecidas sonrisas,
mas estoy aquí en la espera de ser quien acompañe tu caminar con gloriosos arrullos
para darle mayor sentido a esta sintonía que nació cuando coincidimos con febril osadía.





domingo, 14 de febrero de 2016

VOCES Y LATIDOS


ESPERÁNDOTE

No me importa que no me ames, que sólo me quieras...a tu estilo.
No me importa con quién estés, ni quién esté a mi lado...velando sueños.
No me importa el tiempo, aquel que me acompaña...en el llanto eterno.
No me importa la villana distancia, que nos separa tontamente...en el amor.

Déjame amarte y déjate sentir esta emoción.
Permíteme conquistarte y permítete estar aquí.

No me importa lo que pase, lo que importa es que tú sepas que estoy aquí...esperándote.



lunes, 17 de agosto de 2015

CRÓNICA

“BOLERO, BOLERO” EN LA CAPITAL

De izquierda a derecha y de arriba hacia abajo, cual gacela que escapa de su enemigo, van manos habilidosas al recorrer cada parte del elegante calzado. Brillar como oro para ser objeto de deseo, por lo menos, desde abajo, es la meta con aquel catrín de barrio que respondió al llamado del “bolero, bolero”.

Son las 10 de la mañana y ya Samuel tiene 200 pesos en la bolsa. Puntual a su cita llega diariamente al centro de la ciudad, a caminar por la zona adoquinada para ofrecer lustre a los zapatos de todo aquel que refleje necesitarlo. Tiene 12 años, y desde hace dos, se dedica a ganarse el pan para no provocar más problemas a su padre, quien víctima es uno más de las víctimas del alcohol.

Con la caja a cuestas recorre las calles Juárez, Lerdo y Abasolo, mirando el ir y venir de la capital. Se acomoda donde el cliente pida y deja su corazón en cada par de que logra limpiar, por eso lo buscan y hasta propinan le dan.

Es su corta vida ya conoce del mundo adulto, pues mientras coloca grasa vuela por sus oídos la queja de la doméstica, los sueños quinceañeros, la corrupción del gobierno, el robo al comercio, el linchamiento a delincuentes, en fin, las historias que dan rostro a la cotidianidad de Villahermosa.

Samuel tiene en su historial el haber atendido a políticos, artistas, periodistas y futbolistas. Mientras enjabona una lodosas botas, comenta que su máximo orgullo es el haber boleado 20 pares de zapatos a su ídolo musical: Checame, quien lo buscó por ser el mejor bolero del centro de la ciudad, y eso, dijo, es una gran satisfacción.

Al día Samuel gana en promedio 300 pesos, en una jornada que va desde las 7 hasta las 12, porque después tiene que ir a casa, dejar dinero, bañarse, comer y salir rumbo a la escuela.


Faltan ya 10 minutos para el mediodía, el sol del trópico arde, y Samuel caminando va, al ritmo del bullicio, despidiéndose con su “bolero, bolero” que se escucha por toda la ciudad.